Qué significa ABCD en calificaciones en Perú

¿Qué significa ABCD en calificaciones en Perú?

Imagínate una brújula que no marca direcciones, sino niveles de aprendizaje. En lugar de números, el sistema educativo peruano usa letras: AD, A, B y C. No se trata de un simple alfabeto; cada letra refleja una historia, una trayectoria, una luz verde o una señal amarilla en el camino del estudiante.

Este sistema forma parte del Currículo Nacional de Educación Básica, implementado por el Ministerio de Educación (Minedu). Desde el 2024 se dejó atrás la tradicional escala numérica vigesimal (de 0 a 20) para dar paso a una forma de evaluación cualitativa, que expresa niveles de logro en lugar de porcentajes fríos.

Qué indican cada letra

NivelSignificado real¿Qué implica para el estudiante?
ADLogro destacado – va más allá de lo esperadoNo solo cumple metas, sino que las deja atrás con estilo
ALogro esperado – manejo satisfactorioHace bien lo que se le pide dentro del tiempo pautado
BEn proceso – cerca del nivel, pero necesita ayudaTiene la gasolina, solo le falta ajustar el motor con acompañamiento
CEn inicio – progreso muy limitadoRequiere atención constante, como quien empieza a aprender a nadar y apenas se mantiene a flote

Según la Guía de evaluación formativa del Minedu, AD indica que el estudiante demuestra aprendizajes por encima de lo esperado para su grado o edad; A representa un manejo adecuado de las competencias; B señala que está próximo a lograrlo, pero requiere apoyo; y C refleja un avance muy inicial, que demanda intervención directa del docente.

Cómo afecta el avance de los estudiantes

Este sistema no es una etiqueta sin consecuencias. La letra obtenida incide directamente en la trayectoria escolar:

  • Una calificación C puede implicar que el alumno repita el grado, a menos que participe en un programa de recuperación pedagógica y logre mejorar.
  • Con una B o superior, el estudiante continúa su avance. AD y A indican un progreso óptimo, mientras que B requiere refuerzo. Alcanzar un AD es como conducir con las luces altas encendidas: todo está claro en el camino.

En algunos grados clave, como segundo o quinto de secundaria, se exige contar con “A” o “AD” en la mayoría de competencias para ser promovido, mientras que en otros se acepta “B” en ciertas áreas si hay evidencia de progreso.

Por qué adoptar este sistema alfabético

El cambio responde al enfoque por competencias, que busca medir cómo aprende el estudiante, y no únicamente su resultado final en números. Es un giro que privilegia la comprensión profunda sobre la memorización.

Es como pasar de medir distancia con una regla a observar el paisaje completo: se evalúa si el alumno comprende, resuelve problemas y mantiene una actitud activa hacia su aprendizaje. Las letras abren espacio para retroalimentación constante y personalización, favoreciendo que cada estudiante entienda dónde está y qué debe reforzar.

En documentos técnicos del Minedu, se menciona que este formato fomenta la autonomía, el trabajo en equipo y el aprendizaje significativo, al tiempo que reduce el estrés que suelen generar las notas numéricas.

Críticas y propuestas de retorno al sistema numérico

No todos aplauden el cambio. En 2025 surgió en el Congreso una iniciativa para volver gradualmente a la escala de 0 a 20. Los defensores de esta propuesta argumentan que las calificaciones numéricas permiten medir con mayor precisión y facilitar comparaciones, tanto a nivel nacional como internacional.

Entre los motivos expuestos, se menciona que el sistema alfabético todavía no ha demostrado mejoras significativas en el rendimiento global. Además, se plantea que la transición debe contemplar ajustes en las plataformas oficiales, como el Sistema de Apoyo a la Gestión de la Institución Educativa (SIAGIE).

El debate sigue abierto. Hay quienes defienden el enfoque cualitativo como un avance necesario, mientras que otros consideran que la precisión numérica es insustituible.

Por qué importa esto más allá de un número o una letra

La relevancia de este sistema va mucho más allá de un boletín escolar. Implica:

  • Empatía educativa: Un estudiante con “B” no se siente fracasado, sino en camino de lograrlo, lo que fomenta motivación.
  • Acción docente: Detectar varios “C” en una clase impulsa la implementación de refuerzos y tutorías.
  • Comprensión familiar: Los padres pueden identificar de forma clara las áreas donde su hijo necesita apoyo.
  • Cambio cultural: Representa una apuesta por evaluar el aprendizaje como proceso, no como simple resultado.

Ejemplos

Lucía, estudiante de quinto de primaria, obtiene B en matemática. No ha fracasado, pero se le nota insegura ante problemas de razonamiento lógico. Con sesiones de refuerzo personalizadas, en pocas semanas sube a A y recupera la confianza.

Marco, en tercero de secundaria, empieza con C en comprensión lectora. Asiste a talleres semanales donde aprende a identificar ideas principales. Termina el año con B, un avance que para él y su familia es motivo de orgullo.

Historias como estas muestran que detrás de cada letra hay un esfuerzo, un contexto y una oportunidad de cambio.

Dónde consultar las calificaciones

Las familias pueden acceder al portal oficial SiSeVe – Constancia de Logros de Aprendizaje, donde es posible verificar las calificaciones, conocer el significado de cada letra y ver el progreso por competencia. Esta herramienta contribuye a la transparencia y a la comunicación entre docentes y padres.


El sistema ABCD es más que una forma distinta de evaluar: es una invitación a acompañar el aprendizaje con una mirada más humana. Al final, lo que importa no es la letra en sí, sino el camino que se recorre para alcanzarla.

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