Minedu aprueba nueva norma técnica para gestión académica en Escuelas Pedagógicas

Minedu aprueba nueva norma técnica para gestión académica en Escuelas Pedagógicas

La formación docente en el Perú ha vivido en los últimos años un proceso de transformación. Las Escuelas de Educación Superior Pedagógica (EESP), encargadas de preparar a quienes educarán a las nuevas generaciones, han sido foco de reformas normativas, revisión curricular y exigencias de mejora institucional. En este contexto, el Ministerio de Educación (Minedu) acaba de dar un nuevo paso con la aprobación de la Norma Técnica para la Gestión Académica en las Escuelas Pedagógicas, publicada el 19 de julio de 2025 en el diario oficial El Peruano a través de la Resolución Viceministerial N.º 099-2025-MINEDU (ver norma completa).

Este nuevo documento técnico busca ordenar, clarificar y actualizar los procesos académicos de las EESP, alineándolos con el modelo formativo por competencias, una mirada más moderna y exigente sobre lo que debe significar ser maestro en el siglo XXI.

¿Qué es una norma técnica de gestión académica?

Una norma técnica en este contexto actúa como una hoja de ruta. Establece criterios claros para planificar, organizar, desarrollar y evaluar todas las actividades académicas en las EESP, desde la programación de clases hasta el seguimiento del desempeño estudiantil. No es una sugerencia ni un lineamiento general: es una pauta de cumplimiento obligatorio, con el peso de una resolución ministerial.

Las normas técnicas anteriores ya definían aspectos importantes como la duración de las carreras, el número de créditos, las prácticas preprofesionales, entre otros. Sin embargo, muchas estaban desactualizadas frente a los nuevos marcos normativos del país, como el Modelo de Servicio Educativo de EESP aprobado en 2023.

La nueva norma, por tanto, se inscribe en una línea de continuidad con mejoras concretas.

Cambios clave que introduce la nueva norma

El texto aprobado consta de más de 40 páginas y detalla con precisión las responsabilidades académicas de las EESP. Estos son algunos de los cambios más significativos:

AspectoAntesCon la nueva norma
Duración de carrerasHasta 10 semestres académicosSe ratifica la duración, pero se exige mayor justificación para ampliar plazos
Créditos académicos200 créditos promedioMantiene este criterio, pero con mayor flexibilidad por áreas
Prácticas preprofesionalesDistribuidas de forma variableSe estructuran desde el primer ciclo hasta el último año, de manera progresiva
Evaluación del estudianteBasada en indicadores propios de cada escuelaSe exige alineamiento con el modelo de competencias del Minedu
Seguimiento a egresadosNo obligatorioSe convierte en parte de los indicadores de mejora institucional
Uso de recursos digitalesNo contemplado en la norma anteriorSe fomenta el uso de plataformas virtuales para procesos formativos y de gestión

Uno de los aspectos más llamativos es la implementación obligatoria de un sistema de seguimiento al egresado, con indicadores de inserción laboral y retroalimentación a la institución. Esto busca cerrar el ciclo entre formación y desempeño profesional, algo que había sido muy débil en el sistema.

Por qué esta norma es relevante en el contexto educativo actual

El país vive una crisis sostenida de calidad educativa. En las últimas evaluaciones internacionales, como las del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), el Perú ha ocupado puestos preocupantes en comprensión lectora y matemáticas. Uno de los factores estructurales detrás de este problema es la calidad de la formación inicial de los docentes.

En ese sentido, tener una norma clara y exigente para la gestión académica en las EESP no es solo un detalle administrativo. Se trata de un paso clave para construir una base más sólida en la enseñanza, desde la raíz.

Además, esta norma llega en un momento en el que el Minedu ha cerrado varias escuelas pedagógicas por no cumplir estándares mínimos de funcionamiento. Es decir, se está apostando por menos instituciones, pero mejor preparadas. Como declaró la viceministra de Gestión Pedagógica, María Luz Maraví, en una reciente conferencia de prensa: “No necesitamos más escuelas formadoras. Necesitamos mejores escuelas formadoras” (fuente oficial Minedu).

¿Qué implicancias tiene para los estudiantes y docentes en formación?

Las EESP deberán adecuarse a esta nueva normativa de forma progresiva, con un cronograma de implementación que el Minedu publicará en las próximas semanas. Pero ya se conocen algunas implicancias concretas:

  • Mayor exigencia en el diseño de los sílabos, con resultados de aprendizaje medibles y vinculados al perfil de egreso nacional.
  • Revisión de planes de estudio para asegurar que estén alineados con el enfoque por competencias.
  • Fortalecimiento de la evaluación formativa, promoviendo la retroalimentación constante más que solo la calificación final.
  • Mayor presencia del componente digital, incluyendo el uso de portafolios electrónicos y plataformas de gestión académica.
  • Profesores mentores con experiencia docente comprobada acompañando las prácticas de los estudiantes desde el primer ciclo.

Este nuevo enfoque exige que los propios formadores —los docentes de las EESP— actualicen sus competencias y metodologías. No basta con tener experiencia, ahora deben demostrar dominio del enfoque por competencias y habilidades pedagógicas activas.

Desafíos en la implementación: ¿las EESP están preparadas?

Aunque el documento normativo es claro en su intención, llevarlo a la práctica será una tarea compleja. Muchas EESP del país, especialmente en regiones rurales, aún carecen de recursos tecnológicos, conectividad adecuada o equipos docentes suficientemente capacitados.

Por ejemplo, el uso de plataformas virtuales aún es muy limitado fuera de Lima y algunas ciudades grandes. En algunas regiones amazónicas, el acceso a internet es intermitente o inexistente. Esto abre una brecha de implementación que el Minedu deberá enfrentar con políticas de soporte técnico y financiero.

Además, existe resistencia al cambio en algunas instituciones acostumbradas a estructuras rígidas. La transición hacia un enfoque por competencias no es simplemente cambiar palabras en un sílabo. Requiere transformar la manera de enseñar, de evaluar, de planificar.

Como advirtió el educador e investigador Carlos Cueto, en una entrevista para Educación en Debate: “Muchas escuelas están en piloto automático. Cambiar eso implica tocar la cultura institucional, y eso no se hace solo con una resolución ministerial”.

¿Y ahora qué sigue?

La publicación de esta norma no es un punto de llegada, sino el inicio de una nueva etapa. En los próximos meses se espera que el Minedu emita guías complementarias, organice capacitaciones virtuales para docentes formadores y ponga en marcha un sistema de monitoreo para asegurar que se cumpla lo dispuesto.

Las Direcciones Regionales de Educación (DRE) y las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL) también jugarán un rol clave. Tendrán que acompañar, supervisar y orientar a las EESP en su proceso de adaptación.

Para los estudiantes de pedagogía, esto puede representar una oportunidad: serán formados en un entorno más riguroso, más moderno y —si se logra una implementación eficaz— más conectado con las verdaderas necesidades del aula peruana.

Y para el país, es una señal de que la formación docente se está tomando en serio.

Un paso necesario, pero no suficiente

La nueva norma técnica de gestión académica es una apuesta importante en la ruta por mejorar la educación peruana desde su base. Pero como suele ocurrir con las políticas públicas, su valor real dependerá menos de lo que dice el papel y más de lo que ocurra en el terreno.

Hará falta voluntad política, financiamiento, seguimiento riguroso y sobre todo, compromiso por parte de las propias instituciones formadoras. No hay reformas mágicas, pero sin reglas claras, el cambio es imposible.

Como país, no podemos darnos el lujo de seguir formando maestros con estándares mediocres. La educación de calidad comienza en las aulas de las escuelas pedagógicas. Esta norma puede ayudar a que esas aulas estén mejor dirigidas, mejor estructuradas y más enfocadas en formar docentes que realmente transformen vidas.

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